Un poco de lo que pasa por mi vida en las francias. Las entradas seran espaciadas a veces, dependiendo de como este de ocupado por aqui, pero de menos sera un lugar para ver que pasa conmigo entre mails grupales ;)

martes, enero 30, 2007

Quesque les aéroports sont chiants!

Es impresionante que teniendo delante de mi un viaje de más de 27 horas del cual no he recorrido poco más de una sexta parte ya estoy hasta la madre y no quiero volver a viajar por avión en mi vida. Gracias a todas las pendejadas que han hecho últimamente con amenazas de bomba liquida y no se que tanto de otro, los aeropuertos se vuelven poco a poco un suplicio infranqueable.
Justo después del 11 de Septiembre era quitarte los zapatos y un poco mas de restricciones en cuanto a lo que podíamos subir a los aviones. Hasta ahí íbamos bien, lo malo es que con cada pequeño atentado, amenaza, mentada de madre, o incluso demencia senil nos han ido quitando cada vez más las cosas que podemos traer, nos han hecho controles más y más restrictivos hasta llegar a donde estamos hoy en día.
1 día y medio de revisiones más tarde por fin pude entrar a la zona restringida del aeropuerto. Esto claro no sin antes haber pasado terror ya que aparentemente el embargo a México en equipaje ahora nos reduce tan solo a la miserable cantidad de 24 kilos por maleta, aun siendo parte del OnePass viajero frecuente y toda esa serie de fantasías. Por supuesto también esta el hecho de tener que haber explicado a 3 o 4 personas diferentes que son mis medicinas, les haber enseñado la receta de mi doctor, casi casi haber desmontado mi computadora en sus componentes y les haber descrito que había comido los últimos 3 días.
Vamos de mal en peor, ahora si compras algo en la zona de TaxFree tienen que meterlo en una bolsa sellada la cual no puedes abrir sino hasta que llegues a tu destino final. Realmente le han quitado el placer a esto de viajar, realmente estaremos mejor quedándonos en nuestra casa y no saliendo nunca jamás.
Que le hacemos, que le hacemos, lo peor de todo es que la necesidad de regresar al seno familiar es demasiado fuerte. Demasiado tiempo fuera de casa hace que hagamos n'importe quoi por ir, incluso si esto se refiere a tener que soportar los delirios de seguridad ultradirigida y ultrarígida de los aeropuertos del día de hoy. Eventualmente nos pegarán una etiqueta en el cuello que diga que realmente no somos delincuentes, nos harán un análisis bucal para ver si no hemos comido nada que pueda hacer explotar el avión de un pedo y nos plastificaran completamente para que no haya riesgo de nada antes de siquiera acercarnos a 2 kilómetros del aeropuerto. Que tristeza.
En fin, rumbo a casa yo voy, ya lo demás tiene poca importancia.